¿Cómo es posible?
Diversas investigaciones sugieren que, aunque la materia desaparezca, lo que permanece es la memoria, la energía o la información. Una especie de huella vibracional que queda impresa en el agua, como un código que el cuerpo es capaz de leer y al que reacciona.
Desde nuestra visión de la medicina cuántica electromolecular, esto no es una casualidad ni una ilusión:
Es la evidencia de que estamos explorando un nuevo territorio, donde lo esencial no es la cantidad de materia, sino la calidad de la información.
Un lugar donde el cuerpo no solo reacciona a lo que toca, sino también a lo que resuena con él.
Para reflexionar:
Se estima que en nuestro cuerpo habitan aproximadamente 7 × 10²⁷ átomos.
Entonces, ¿realmente somos más materia... o más energía?